jueves, 16 de octubre de 2014

Rembrandt: el hombre que dominó el autorretrato

Pocos documentos existen sobre la vida del holandésRembrandt van Rijn. Ni diarios ni memorias escritas dejó el artista que más veces se pintó. Y precisamente son sus más de 80 autorretratos, dice el historiador británico Simon Schama, los que narran su biografía.
El último de esos cuadros data de 1669, el mismo año de su muerte. Con 63 años, Rembrandt dejó plasmado los estragos de la vejez en un rostro de mirada firme y profunda, determinada a seguir explorando los límites de la creatividad. Una actitud que denota un período prolífico del pintor holandés que coincidió, paradójicamente, con una profunda crisis económica y personal.
 Nacido en el seno de una familia acomodada, el genio del claroscuro alcanzó pronto la fama con su primer taller en Leiden (Holanda). Tras la muerte de su padre en 1630, se trasladó a Ámsterdam donde se casó con Saskia, de familia rica, que lo introdujo en la opulencia y el confort de la alta burguesía.

Pero la felicidad fue efímera. En 1642 Saskia murió de tuberculosis, dejándole a su marido una herencia trucada: 20.000 florines con la condición de que no volviera a casarse. Comenzó una caída hacia las profundidades en la que afloró, sin embargo, el Rembrandt más grande; período en el que se centra la última exposición sobre el artista.
"REMBRANDT: OBRA TARDÍA"
En medio de escándalos públicos por su relación con su nueva ama de llaves, Hendrickje Stoffels, y de turbulencias económicas, la creatividad de Rembrandt, sin embargó, no mermó, sino que, paradójicamente, se expandió y concentró sus energías en el desarrollo de nuevas técnicas. Experimenta con la luz y combina colores y texturas como nunca antes se habían empleado en un retrato como "Los Síndicos".

"Durante esta última fase de su vida parece regenerado y revigorizado, y es mucho más productivo en lo que quiere explorar", explicó la comisaria de la exposición "Rembrandt: obra tardía",Betsy Wieseman. Una muestra compuesta de 40 pinturas, 20 dibujos y 30 grabados que se exhibirá hasta el 18 de enero en la National Gallery de Londres.
Repartida en siete salas, la galería decidió centrarse en los años que van desde 1650 hasta su muerte, porque "fueron momentos interesantes, dramáticos e intensos" y porque "nunca hubo una exhibición sobre sus últimos trabajos".
El maestro holandés del barroco se centra entonces en la búsqueda de un nuevo estilo, más expresivo y capaz de reflejar mejor las emociones. Fruto de ese trabajo aparece "La novia judía", cuadro inundado de ternura del que, dos siglos después,Vincent van Gogh confesó que hubiera dado 10 años de vida por poder permanecer sentado frente al lienzo durante dos semanas solo con un mendrugo de pan.
BANCARROTA DE REMBRANDT
Compuesta por pinturas del Rijksmuseum de Ámsterdam, de la Royal Academy of Arts de Suecia, del Museo Británico y de la propia National Gallery, la exposición ordena las obras de manera temática: la luz y las técnicas experimentales, la exploración de los límites y su interés en dar a conocer los pensamientos de los modelos de sus retratos.

Una explosión de su arte en el declive de su vida. Ahogado por las deudas y una querella de una antigua amante, en 1656 tuvo que subastar todas sus pertenencias, entre ellas, la mansión donde vivía y su colección de arte. Afrontó, además, las muertes de Hedrickje Stoffels, a la que retrató en "Mujer bañándose en un arroyo", y de su único hijo vivo, Titus.
Lejos quedó también la fama del pintor que dominó el retrato, que tuvo que soportar el fiasco de que le devolvieran un encargo. "La conspiración de los bátavos bajo Claudio Civilis", su obra más grande de 5,5 metros de ancho por 5,5 de alto, iba a colgar de la Municipalidad de Ámsterdam (ahora, Palacio Real). Sin embargo, su carácterdemasiado moderno provocó una discusión entre el artista y el intendente.
El propio Rembrandt eliminó entonces casi el 75% de la superficie pintada, dejándola en los actuales 309 centímetros de ancho y 196 de alto. La que se considera una obra maestra acabó sometida a un trueque que concluyó en el Museo Nacional de Estocolmo.
Hoy "La conspiración de los bátavos bajo Claudio Civilis" está presente en la exposición de la National Gallery. Una muestra que da la bienvenida con "Autorretrato como el apóstol Pablo" y “Autorretrato a la edad de 63”, el último lienzo que pintó Rembrandt de sí mismo antes de que muriera sumido en la miseria; cumpliendo un destino presentido, señala el historiador Sacha, pues él fue desde el principio el artista fascinado por la ruina y la caída.

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